Hechos sangrientos han ido dejando bajo manto de misterio

SANTO DOMINGO. Muchas son las voces que se alzan, desde diferentes sectores de la sociedad, pidiendo el esclarecimiento de hechos sangrientos que se han producido en el país en circunstancias aún no esclarecidas y que han dejando como resultado la muerte de varias personas civiles y militares, incluidos extranjeros, y que se han quedado bajo un manto de misterio.

Aunque las autoridades han ofrecido cifras de que el índice de la criminalidad ha bajado, expertos opinan sin embargo, que los últimos hechos de sangres evidencia un alto nivel de violencia, esto así porque los crímenes en su mayoría son cometidos con armas de fuego y que, casi siempre, están relacionado al crimen organizado del narcotráfico y, en menor proporción, a la delincuencia común como robos y atracos.

Parecería que los signos cada vez más altos de violencia, estarían trayendo como consecuencia que un hecho provocara en la población el olvido de uno anterior, o peor aún, que la sociedad dominicana se esté acostumbrando a la impunidad.

El crimen más reciente que tiene centrada la atención de la sociedad dominicana lo es el múltiple asesinato de siete colombianos en la comunidad de Ojo de Agua en Paya, Baní, provincia Peravia, hecho que ha provocado una secuela de denuncias, que tiene como protagonista al Senador de la provincia, Wilton Guerrero, sobre la presencia del narcotráfico en la zona.

Y aunque las autoridades aún continúan el proceso de investigación de la masacre, habido arrestos, provocado cancelaciones y retiro funcionarios civiles y policiales, hay opiniones de que los “verdugos” de ese hecho aún no han sido aprehendidos, como dice el refrán “no son todos los que están ni están todos los que son”.

A esas personas que así opinan se suman el propio Senador Guerrero y el Asesor del Poder Ejecutivo en Materia de Drogas, doctor Marino Vinicio (Vincho) Castillo.

Sin embargo, quedan pendientes de solución hechos como el caso Vimenca, el asesinato de Carlos Everts, asesinado en un parque de Santiago, y quien meses anteriores a su muerte hizo escalofriantes confesiones y definido como sicario.

También, el asesinato de siete personas en Navarrete, los quemados en una Jeepeta en Nagua, el caso de los inspectores de Aeronáutica Civil y Aduanas, el ingeniero asesinado en el gimnasio del hotel Jaragua, el oficial del Ejército y adscrito a la Dirección Nacional de Control de Drogas e hijo del periodista Guillermo Tejeda, Guillermo Tejeda Kranwinkel, así como los casos del español asesinado en San Cristóbal, el de Trío Café, los tres asesinados aparecidos en San Cristóbal, el camarógrafo de Santiago y el más reciente, un empleado del Ayuntamiento del Distrito Nacional.

Fuente:Francia Valdez

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